La explotación de una instalación de tratamiento de aguas industriales conlleva un diagnóstico previo con el fin de evaluar las posibles mejoras en la misma que nos permitan un ahorro de consumos y mejorar los rendimientos.
Una vez evaluada la instalación, se seleccionan la batería de productos químicos más adecuados y sus dosificaciones según la naturaleza del agua, caudales y uso o destino (vertido o reutilización en planta) final de dicha agua.